Consideramos necesario proporcionar apoyo y asesoramiento a maestros y educadores dado que constituyen un importante agente de detección en la etapa infantil, ya que en ésta ya pueden apreciarse problemas en las capacidades y comportamientos básicos para el aprendizaje: habilidades motoras, de socialización, de lenguaje, dificultades atencionales y perceptivas y limitaciones cognitivas o emocionales que antes no habían sido detectadas.
Dadas las interacciones del contexto escolar en la etapa infantil, diferentes a las del medio familiar, pueden poner de manifiesto la presencia de desviaciones en el proceso evolutivo, desajustes en el desarrollo psico-afectivo y/o alteraciones en su comportamiento, pudiendo no ser detectadas hasta que el niño alcanza un nivel educativo superior.
Igualmente importante es la información que se facilita a los padres a través de charlas en diferentes ámbitos educativos o comunitarios cuyo objetivo, además de su carácter pedagógico, es luchar contra algunos aspectos que evitan o impiden la detección y el diagnóstico de los trastornos en el desarrollo como son: las tendencias banalizadoras de opinión del "ya se le pasará" ante problemas que merecen ser atendidos; las tendencias reduccionistas que llevan a interpretar incorrectamente numerosos comportamientos atípicos de los niños, al atribuirles de forma exclusiva a deficiencias o inadecuaciones educativas de los padres o a factores físicos o biológicos aislados; el temor a iniciarse en un proceso diagnóstico y terapéutico para evitar etiquetar de forma precoz; o el desconocimiento u olvido de la existencia de problemas interaccionales precoces y la negación del sufrimiento psíquico del niño.